LA PRESIDENTA QUE SE BURLA DE SUS GOBERNADOS

Se nos está haciendo costumbre ver al jefe del gobierno mexicano burlarse y exhibir desde el poder a sus gobernados.

En política nadie se encuentra a salvo del escrutinio público, mucho menos cuando se participa en el debate público. El escarnio se ha convertido en una constante de la vida pública en nuestro país, las incongruencias e inconsistencias son duramente señaladas y las redes sociales son el escenario más utilizado para este fin; medios de comunicación y principalmente usuarios regulares son el vehículo de dichos juicios de valor. En una sociedad que comienza a interesarse por los asuntos de la vida pública de su país, es lo menos que podría esperarse. Así mismo se esperaría de la jefa del gobierno del país: Temple, ecuanimidad, altura de miras o por lo menos prudencia. Sin embargo en los tiempos estelares de la autodenominada «Cuarta Transformación» estos atributos que más que cualidades deberían ser actitudes inherentes a la representante de todos los mexicanos, son para algunos ciudadanos un lejana añoranza del México que pudo ser.

Hace un par de días Gabriel Quadri, abierto opositor a los programas sociales impulsados por el expresidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, acudió a inscribirse al programa federal «Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores», mientras lo hacía fue fotografiado e inmediatamente la imagen cobró relevancia en las redes sociales y medios de comunicación señalando una falta de congruencia por parte del connotado político.

Hasta este punto todo tiene sentido: Ciudadanos politizados señalando una incongruencia. Sin embargo y sin necesidad alguna, irrumpe en el tema la presidenta de los Estados Unidos Mexicanos, olvidando o ignorando completamente su representación política para sumarse al escarnio del personaje, acusándolo con sorna de falta de consecuencia entre sus dichos y sus acciones, consumando en el acto un dantesco despropósito en el ejercicio del poder dejando caer sobre el aludido el peso total de la influencia política que por añadidura conlleva el cargo que ostenta.

A conveniencia y según las circunstancias políticas se lo demanden, la titular del Poder Ejecutivo Federal parece olvidar por momentos la investidura presidencial que tanto dice procurar.

El suceso es por lo menos lamentable y dibuja de cuerpo entero al gobierno que tenemos y que sin lugar a dudas, no nos merecemos.